El legado que hace que nuestro departamento y nuestra región, sea conocida mundialmente como Eje Cafetero, es producto de una historia que se remonta a una trayectoria de más de 300 años. Saber que la expansión del café en Colombia se dio por iniciativa de jesuitas en el siglo XVIII.
Desde entonces, los cultivos de café se expandieron a gran parte del territorio nacional y dio paso a un café de gran demanda y reconocimiento internacional.
Si bien hoy en día, lo que aún se llama Eje Cafetero, ya no es epicentro de sólo cultivo de café, éste último fue el cimiento para que nuestra región tuviera, no sólo un renglón en el desarrollo económico, sino también en un motivo para visitarnos y descubrir junto a nuestros campesinos, el emocionante mundo del café, del buen café.
Nuestra marca, no se llama Paraíso Cafetero por hacer una alusión del pasado. Sino todo lo contrario, nos lleva a compartir a nuestros visitantes, a nuestros huéspedes, que aún somos ese paraíso natural cafetero por el que tenemos tanta fama nacional y mundial. Que, hoy más que nunca, se necesita entregar este legado a las nuevas generaciones para recordar, no por nada es la segunda bebida más tomada en el mundo, y que aún así en cada sorbo, la persona está degustando cientos de tradiciones, prácticas, sueños y crecimiento, no sólo de las plantaciones de café, sino de los actores que lo hacen posibles: nuestros queridos caficultores. A ellos les dejamos un mensaje de agradecimiento porque esta tierra de café ha permitido ponernos de forma especial en el mapa, y sabemos que somos parte de dicho legado.